CÍRCULO HOLMES

Asociación Cultural

De todos los países imaginarios del mundo… tuvimos que venir a San Pedro.

Toda idea que se precie debe alimentarse de un contexto. Como anunciamos en su momento, tras un proceso de deliberación entre los socios, decidimos crear una identidad imaginaria dentro de nuestra entidad. Una intrahistoria autónoma en el corazón de “Círculo Holmes” como otras asociaciones Sherlockianas han hecho con anterioridad. La “Société Sherlock Holmes de France” (“SSHF”) por ejemplo ideó “Les Quincailliers de la Franco-Midland”, a partir de una referencia tomada del relato “La aventura del pulgar del ingeniero” como sección propia de la que forman parte sólo aquellos miembros más eruditos que hayan escrito estudios y monografías sobre Sherlock Holmes.
En nuestro caso, nuestro cometido es el de convertirnos en ciudadanos del imaginario país centroamericano de San Pedro, la pequeña república latina que aparece en el relato “El Pabellón Wisteria”.
Intrahistoria es el término que mejor define a este proyecto puesto que supondrá abrir una ventana interna hacia un mundo lleno de posibilidades para todos nosotros. ¿Cómo un nombre de un relato canónico puede llegar a ser algo más que una idea? Dotándolo de contenido, de apariencia de realidad, empezando por su historia y nadie mejor que una de las plumas más avezadas de nuestros socios, Luís de Luís, para comenzar a edificar el edificio del pasado de San Pedro desde su mítica fundación en el albor de los tiempos hasta la actualidad.
En “La Noticias del Strand” incluimos los apuntes trazados por su autor para conocer los orígenes del pueblo sanpedrino y su fundación como nación independiente, mezclando tradición, leyenda y fundamentación histórica. Esperamos que estos apuntes sean la base de un futuro cuerpo sistemático que recorra la realidad de San Pedro en sus más diversas manifestaciones.
Junto a la historia, es necesario una estructura jurídica, aquello que define a un país como Estado y acredita la nacionalidad e identidad de sus habitantes. Por ello, el proyecto comenzó precisamente a forjarse mediante el diseño del pasaporte de San Pedro elaborado por nuestro presidente Miguel Ojeda, que presentamos hoy en primicia en una separata a este Boletín.
Hemos indicado que el país ficticio debe tener apariencia de realidad, así que Miguel ha pergeñado un pasaporte documentándose en los modelos de esta credencial diplomática característicos de la época victoriana, sin renunciar a la modernidad que implica el contenido de los pasaportes actuales, tanto en colores como en distribución de secciones.
De este modo, nos encontramos ante un auténtico pasaporte, comenzando por el color azul marino de sus guardas, típico de los países del Caribe y territorios de Estados Unidos y que, según los entendidos, se dice que eligieron el azul de las aguas oceánicas que separaban el Viejo del Nuevo Mundo.
San Pedro bebe de ambas tradiciones, pues como podréis leer en su historia, fue fundada en tiempos primigenios por los viajeros de Europa o quizá de mucho más lejos todavía… para ello necesitaremos profundizar mucho más en su historia más adelante.
El pasaporte incluye los datos particulares de nuestros socios y una serie de contenidos que enlazan nuestra asociación, a través de sus Mandamientos y Ritual, una muestra de sellos de entre finales del siglo XIX y principios del XX, el relato de Conan Doyle del que parte e iconografía de San Pedro como su bandera y escudo, folklore y simbología como prueba de sus remotos orígenes quedando todos ellos íntimamente ligados por el férreo vinculo de la imaginación.
Es pronto para saber qué vendrá tras estas primeras notas de la historia de San Pedro y su pasaporte. Leed la historia, gozad con el pasaporte y dejad que inflamen vuestra imaginación. Hemos puesto las bases y entre todos haremos crecer este universo. ¡Bienvenidos a San Pedro! ¡Participad!


Fundación mítica de la República de San Pedro
Durante siglos los primeros habitantes San Pedro adoraron al dios Bes, deidad extraña e incógnita (sus orígenes que proceden de África se han rastreado hasta las primeras expediciones vikingas que llegaron al continente americano), deidad lasciva y hedonista (pues bendice la, digamos, expansión carnal y etílica) y deidad, sorprendentemente, tierna (pues protege a los niños y a las mujeres embarazadas).
Fue allá por el siglo XVI, cuando el arzobispo Murillo, nombrado Vicario General de las Indias, arrancó de cuajo el culto al Dios Bes e impuso el culto a San Pedro quien negó, como es sabido, a Jesucristo y, aun así, fue cabeza de su Iglesia. De esa manera Murillo, adoptando al Santo como icono y nombre nacional y nombrando, ofrecía una promesa de redención a su nombre.
Tanto es así que las antiguas leyendas populares en las que participaba el Dios Bes fueron recontadas (hoy lo llamaríamos un “reboot”) para adaptarlas a la nueva realidad de los conquistadores y pasaron a ser protagonizadas por San Pedro que, como muestra del vínculo del Dios católico con el pueblo sanpedrino, fundaba la nación.
Desde siempre, en las escuelas de San Pedro, se enseña a los escolares la leyenda que narra el doble origen divino —procedente de deidades selváticas y cristianas de nuestra nación.
Así reza la misma:
“Cuenta la leyenda que allá donde se disuelve la memoria, allá donde dio la vuelta el aire, se encontró, sola y abandonada, una pareja de niños. El niño y la niña, absortos y lejanos, no encontraban recuerdo que les permitiera volver con su familia y caminando sin razón o porqué fueron a parar frente a las fauces de un tigre.
Tan curioso como hambriento, tan perplejo como imperial, el Gran Gato, el Dios Tigre, deslumbrante e imperial, les rondó y olisqueo, les husmeó e inquirió mientras ellos, desamparados, sollozaban y, aun no sabiendo hablar, sus labios formaron una plegaria que era, al tiempo, ruego y promesa.
Un súbito resplandor acarició sus ojos y antes sus ojos apareció un anciano – radiante de dignidad, esplendido de porte – que desafió la presencia del imperial felino y, sereno y firme, musitó “Quo vadis” antes de desaparecer y de que el Dios Tigre, humilde y contrito, agachase la cabeza ante los niños y les lamiese la piel en señal de lealtad y sumisión.
Así fue como, para honrar la palabra dada por los Niños Perdidos al Guardián de las Llaves se fundó nuestro país en el claro del bosque en el que desaparecieron.
Recientemente, en un esfuerzo de recuperación de los orígenes ancestrales de nuestro pueblo ha vuelto a parecer la imagen del Dios Bes en todos los ámbitos de la sociedad sanpedrina llegando hasta a ser incluido – como marca de agua - en nuestros documentos oficiales como los pasaportes, cédulas de identidad y carnet de conducir.


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