CÍRCULO HOLMES

Asociación Cultural

José Carlos Somoza

“Me siento identificado con  Arthur Conan Doyle”.

Somoza es escritor sólido y prolijo. Es escritor que sabe lo que quiere y sabe lo que quiere dar. Su mundo literario transcurre entre la ciencia y ficción, lo imaginado y lo cercano, lo próximo y lo que nunca se ha ido siempre al servicio de lo que le dicen y le piden los personajes.
Con “Estudio en negro” (Espasa, 2020) y “El Signo de los Diez” (Espasa , 2022) lleva su mundo la sociedad victoriana – a sus mitos y miserias, a sus cimas y sus simas, a sus sueños y a sus pesadillas - para buscar y, tal vez, encontrar su haz y su envés.
Así lo cuenta .



CH: Un día se encontró con Sherlock Holmes…
SOMOZA: Mi padre, gran lector, me regaló un tomo de las “Obras Completas” de Conan Doyle en la edición de Aguilar). Me fascinaron las aventuras y el resto de cuentos. Luego pasó a fascinarme Holmes y, por último, Watson, que también tiene grandeza.

CH: Si usted me hace un "Estudio en escarlata" yo le haré un "Estudio en Negro". ¿Qué le llevó a afrontar, nada más y nada menos que, una de novelas sobre el personaje…
SOMOZA: Lo que tengo que contar requería de tres libros. Es algo que te piden los personajes. Es el personaje quien te pide nacer y perdurar. Y cuando tienes personajes, ya tienes la novela.

CH: Anne Mc Carey, una enfermera, narra las novelas, es un personaje que ha cuidado mucho y que crece ante los ojos del lector y es, a la vez, su guía, o, mejor, su Virgilio.
SOMOZA: Fue ella quien me guió a través de estos tres libros, y a ella le debo el haberlos escrito. Cuando me habló por primera vez, oí su voz con mucha nitidez, y eso me permitió conocerla bastante.

CH: Sus novelas son un homenaje a la ficción y la consideran como una clave de la vida, algo a lo que usted no es ajeno: la creación y la imaginación han marcado a José Carlos Somoza.
SOMOZA: Desde siempre he escrito. Desde que era niño. Ahora puedo vivir de eso, y me siento afortunado.

CH: Son novelas en las que recrea, según se dice en las portadas, la prehistoria de Holmes que será, a su vez, recreada por Conan Doyle en las novelas clásicas del personaje.
SOMOZA: El título ‘prehistoria’ que empleó Espasa no me parece muy afortunado porque habla de algo demasiado realista, como un monumento. No olvidemos que ni Holmes ni el Sr X han existido: en eso se dan la mano.

CH: El propio Conan Doyle es un personaje de las novelas. A través de él reflexiona sobre la función del creador obsesionado por apropiarse de todo y convertirlo en ficción.
SOMOZA: Me siento identificado con él. Soy médico como él y aunque me especialicé en psiquiatría y no en oftalmología, mi Sr X tiene algo de loco, lo cual compensa la perspicacia oftalmológica de Holmes.

CH: Su Sherlock Holmes, o, mejor dicho, Señor X, es una suerte de prototipo o molde para el Holmes de Conan Doyle pero tiene su personalidad propia.
SOMOZA: Es, en principio, la antítesis de Holmes: bajito, cabezón, ciego, con ojos de dos colores. Le interesa más el sueño y la casualidad que el razonamiento deductivo.

CH: Es un hombre que elige la soledad y el distanciamiento como barreras de protección frente a la sociedad; algo que, a su vez, le permite ser libre.
SOMOZA: Bueno, para conocerlo por completo (hasta cierto punto) habrá que esperar a la última entrega de mi obra.

CH: Ambienta sus novelas en una Inglaterra victoriana en la que el teatro, entendido como una forma de vivir vidas paralelas, es determinante en la vida de la sociedad.
SOMOZA: Es cierto que el teatro victoriano fue determinante en la vida y la cultura de su sociedad, pero también es verdad que en mis novelas lo exagero y deformo.

CH: Por otra parte, el teatro o la ficción puede ser una manera de huir o esconderse de los problemas y no enfrentarse a ellos. Y, también, una manera de que las clases más altas de la sociedad “aturdan”, por así decirlo, a las clases inferiores.
SOMOZA: Así es. Lo planteo igualmente como un placer que divide en clases sociales a los espectadores, como estamos divididos hoy en butacas y palcos y gallinero.

CH: ¿Quién tiene la llave (y la clave) del teatro (o de la ficción) tiene el poder en la sociedad?
SOMOZA: En mi obra hay otra clase de teatro que influye en la mente, y eso es parte de la trama. Pero, metafóricamente, es cierto que quien posee el poder de la ficción y del ‘relato’ puede influir mucho en la sociedad.

CH: Y es también, un homenaje y reconocimiento a los teatreros, una clase especial de personas.
SOMOZA: Los teatreros de mi trilogía son especies muy peculiares. Dirigen obras a veces perversas. Mientras que mi sociedad victoriana es como la histórica en cierto modo, el teatro contiene detalles (desnudos, a veces de menores) que son una forma de distinguir el ambiente moral del público del espectáculo disoluto del escenario.

CH: Las novelas transcurren en varios planos de la realidad (que no es una sino muchas) y a todos esos planos se aproxima y trata de entender, quizás el personaje que mejor refleje la huidiza y, a la postre, huidiza realidad sea, la mujer escrita por el japonés.
SOMOZA: Ese personaje –“La mujer escrita por un japonés”- es, en realidad, un ‘tesoro’ en mi novela, es decir, una obra de teatro al aire libre que, interpretada casi siempre por una muchacha con escasa o nula ropa se esconde para que la busquen los participantes. Para mí constituye un símbolo de lo que era el uso de los débiles en aquella época (y en la actual).

CH: En “El signo de los diez” es crucial la figura compleja, contradictoria y atormentada de Charles Dodgson/Lewis Carroll, a quien no juzga, pero de quien no oculta sus aspectos más inquietantes.
SOMOZA: No podía ni quería ocultarlos porque son la base de su personalidad, y una de las bases del misterio de la novela.

CH: Y no hay Lewis Carroll sin Alicia, de hecho en la novela también aparece como parte de otro de los temas de ambas novelas: la perversión de la inocencia, el abuso al menor.
SOMOZA: Dodgson, alias Carroll, estaba realmente enamorado de Alice Liddell, que en aquella época tenía unos ocho años. así que era incuestionable hablar de eso.

CH: ¿Qué tiene “Alicia en el país de las Maravillas” para seguir, pasado un siglo, fascinando y desconcertando y, valga la redundancia, maravillando…
SOMOZA: Es una obra misteriosa. No conozco ningún niño que la haya disfrutado realmente. Es para adultos.

CH: Una gran parte de sus novelas transcurre en el mundo de los sueños, entendidos como un seudónimo de la realidad…
SOMOZA: Nadie nos prueba lo contrario. Además, el sueño es parte de nuestra realidad.

CH: Hay un lenguaje oculto en todo lo que hacemos se dice en las novelas ¿Cuál es? ¿Lo ha descubierto José Carlos Somoza?
SOMOZA: No creo que nadie lo haya descubierto nunca. Pero sí, creo al igual que el señor X, que las coincidencias, lo que llamamos casualidades o azar, son una forma de denominar a aquellas conexiones que no entendemos.

CH: Por otra parte, en las novelas se habla del placer, el placer desmedido y sin tasa que puede hacer esclavas a las personas…
SOMOZA: En las novelas del señor X el placer ocupa un lugar muy especial. Pero es que creo que lo ocupa también en el mundo real. El placer es la base de todo: nos dirigimos hacia él, y llegamos a hacer cualquier cosa por un placer desmedido.

CH: Como se dice en “Estudio en negro”, La vida es, en muchos sentidos, una partida de ajedrez ¿Alguna clave para jugarla?
SOMOZA: Ser nosotros mismos. Eso es algo que a veces resulta arduo, porque nos han enseñado a ser lo que quieren los demás. Me he convencido de ello no solo a través de las novelas, sino de los talleres literarios que doy como el de “escritura y autoconocimiento” en el que utilizo la herramienta de la escritura para que los alumnos intenten conocerse mejor.

CH: La historia continúa en una tercera novela que cierra el Canon de Somoza.
SOMOZA: Solo decir que, al igual que en la primera aparece Conan Doyle y en la segunda Lewis Carroll, en la tercera aparecerá otro escritor famoso, pero no quiero revelar quién es. Como Sherlock Holmes, me gusta dejar las sorpresas para el final. Final en el que, por cierto, también se nos hablará de quién es ese misterioso señor X…


Una entrevista de Luis de Luis Otero ( Jabez Wilson)

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